


Sharanagati
Collected words from talks of Swami Tirtha
Oct
13
“ O, el mejor entre los mejores de la gente, Arjuna, personalidad a la que no molesta dicha o desdicha, inquebrantable en ambos casos y con toda seguridad digna de liberación. .”[1]
El verso es sencillo y el mensaje es serio. El objetivo según este verso es la liberación – buscar y encontrar el camino fuera de este laberinto material. Sabemos que dicho objetivo no es el supremo. ¿Existe acaso algo más allá de la liberación?¿ Qué será? Bhakti se sitúa más allá de la liberación. El Amor Divino se sitúa más allá de la liberación. Por lo tanto se trata de un proceso paulatino. Krishna está aleccionando a Arjuna y en primer lugar está debatiendo este objetivo tan sencillo – la liberación. Claro, se trata de un objetivo exclusivamente superior. Sin embargo, primero debemos aprender cómo se alcanza la liberación y luego ya podremos seguir en adelante.
En realidad este verso nos alecciona cómo evitar de enmarañarnos. No basta con cumplir normas formales. La más completa perfección significa la posibilidad de dedicar alma y corazón a la obra. ¿Habéis tratado alguna vez de terminar alguna faena por obligación o por deber y de terminar la misma faena en forma de un don de enamorado? En el primer caso no alcanzaréis satisfacción interna, en el otro caso sentiréis un sabor especial.
Sentiréis cómo os están brotando alas. Deberíamos llorar cuando alguien quiere alejarnos del templo. A veces nuestros deberes nos obligan a salir del templo alejándonos de nuestras prácticas espirituales, ¡llorad entonces! Buscad vuestros derechos llorando. Queremos buscar y encontrar el camino fuera y no dentro del templo y nos enmarañamos en ilusión material.
Por cierto no pasará sin ciertos sacrificios. No será posible montar dos caballos de un solo culo. Serviréis a Dios o al perro.
Para alcanzar la liberación, incluso si no es el objetivo supremo, debéis por lo tanto apaciguaros. Debemos buscar la paz interior. Y el mejor modo de buscar y hallar paz interior será hallar una relación, una profunda relación interior en nosotros mismos.
Creo que todos conocemos estos estados de dicha y desdicha, felicidad y desgracia. ¿Cuál de estos dos estados conocemos mejor? ¿Cuál es nuestro amigo inseparable? ¿Dicha o desdicha, felicidad o desgracia? Habitualmente cuando planteo la pregunta, la gente debajo de una cierta edad responde: “¡La Felicidad!” Y encima de una cierta edad dicen: “La Pena” Sea, con la edad varían nuestras creencias. Lo que en un principio consideramos como gran dicha más tarde entendemos: “О, ha sido una derrota, un problema.”
Lo que hemos abordado como situación penosa para nosotros, tarde o temprano nos damos cuenta que ha sido proceso de liberación – algo que estremece las mentes, rompiendo lazos y relaciones. Y a pesar de haber sido duro a soportar, ha sido muy provechoso. Porque lo que debe deshacerse y destruirse se deshace y se destruye. Lo que debe quedar sólido e inquebrantable, se queda sólido, se queda fiable y junto a nosotros con confianza.
Desde tal punto de vista no existen felicidad ni desgracia. No existe nada malo ni bueno. Y al poseer esta capacidad de ver las cosas ya comprenderemos que en fin de cuentas todo lo que nos pueda ocurrir nos será provechoso para nuestra más clara visión del mundo. Resultaría muy fácil tocar la melodía de esta cuerda: la vida es sufrimiento. También sería fácil dar promesas fáciles: “Después de la liberación… En la próxima vida…En el paraíso…En el cielo espiritual … ¡quizás todo sea mejor!” Seamos inteligentes. Seamos felices y quedémonos satisfechos ahora.
Quedarse satisfecho, tener paz interna, no abandonarse al impacto de felicidad o desgracia significa tener un punto de vista diferente y superior. Quedando en relación profunda con lo Divino, ¿acaso será posible la desgracia? ¿O talvez sea posible felicidad ilusoria? Si tal fuera el caso, estaremos arraigados profundamente en la eternidad, en la verdad, en la conciencia, en ananda. Siendo almas eternas, ¿qué importancia tiene si alguien viene o se va?
Claro, es fácil decirlo. Por lo tanto, daos tiempo para adquirir la conciencia de estas palabras. La vida es tan sólo período de transición. Si queremos sintetizar la esencia de la vida en tres palabras, todo resulta muy sencillo: vive, ama y vete. La vida humana en la tierra significa vivir, amar e irse. No es algo complicadísimo, es muy elemental. Por esto se dice que la vida es como un puente. ¡No hay que construir casa en un puente! El puente sirve para atravesar aguas turbias.
Sin embargo pienso que sería engañarse a si mismo la afirmación que la dicha o la desdicha no ejercen impacto cualquiera sobre nosotros. Una vez he encontrado a un fulano que me decía: “Incluso las almas que tienen conciencia de si mismas pueden perder a veces el autocontrol y dominio de si.” Pero, ¿en qué reside la diferencia? Un alma concientizada recobra rápidamente el dominio de si y el autocontrol. Puede perderse, entregarse por un rato a la tristeza o a la felicidad, sufrir alguna que otra influencia pero siempre será capaz a recobrar fuerzas en un dos por tres. No hay que esperar que un ser perfecto sea insensible como un tueco – sin reacción ninguna. Una estatua de piedra. Alcanzar el perfecto equilibrio de conciencia será más allá de lo que podemos esperar. Pero ocurren milagros. Si os quedáis relacionados, lo sentiréis. Entonces, incluso si una gran desgracia se os cae encima, lo recordaréis. Tendréis asimismo recuerdos de ello en caso de gran felicidad.
Al igual que el Shah persa. Se había molestado no exactamente de este verso de „Gita” sino de la misma situación que viene descrita aquí: a veces viene la felicidad y a veces se nos cae encima la desgracia. ¿Qué hacer en tal caso? Y el shah persa ha decidido: “Daré la mitad de mi reino a quien me traiga el anillo mágico y me libre tanto del sufrimiento como de la euforia.” Los ministros fueron los primeros en llegar. Traían los más preciosos anillos que se podían encontrar en la tierra. El maharaj los examinaba atentamente y los echaba al suelo: “¡Esto no es el anillo mágico!” Luego vinieron los magos con hechizos y encantamientos sobre las piedras especiales de los anillos que habían traído. El rey los examinaba atentamente y los echaba al suelo: “¡Tampoco es esto!” Todos tentaron la suerte pero sin éxito alguno. Por fin vino un joven pastor, un mozo con un anillo muy ordinario. No había sobre este anillo ninguna piedra especial, ningún conjuro ni fórmula mágica, el anillo era sencillo y barato. Lo ofreció al Shah. Este se quedó asombrado por algún rato: “¿Quién eres y qué anillo tan irrisorio me has traído?” Pero luego se colocó las gafas en la nariz y se puso a examinar el anillo con suma atención. Luego sonrió y puso el anillo en su anular. Declaró: „Hay que dar la mitad de mi reino a este pastor.” Ministros y magos se quedaron boquiabiertos de asombro. Temían preguntar pero por fin uno de ellos se atrevió: “Dinos pues, ¿porqué éste ha de ser el anillo mágico?” Y el rey respondió: “Miradlo bien, por fuera es muy sencillo pero hay que fijarse en lo que hay por dentro.” Entregó el anillo a uno que ha leído lo que estaba grabado en el anillo. Era una breve frase: “También esto pasará.”
Llevad siempre este anillo mágico en la mano y será muy fácil apaciguar vuestra mente.
[1] „ Bhagavad-gita” 2.15
Leave a Reply
