


Sharanagati
Collected words from talks of Swami Tirtha
“Los últimos doce años del Dios fueron dedicados simplemente a saborear las diversiones de Krishna y a la separación dentro de Su corazón hundido en el malhumor de la separación, el Dios Caitanya Mahāprabhu parecía día y noche a alguien que había perdido la razón. A veces reía, otras veces lloraba; a veces danzaba y otras veces cantaba expresando dura pena. En tales momentos Śrī Caitanya Mahāprabhu iba a ver al Dios Jagannātha. Entonces Sus emociones correspondían plenamente a las de los gopīs en aquel momento cuando habían visto a Krishna en Kuruksetra después de la prolongada separación. En aquel entonces Krishna había acudido en Kuruksetra con su hermano y su hermana. Mientras que Caitanya Mahāprabhu estaba danzando delante de la carroza del festival, El siempre cantaba los siguientes versos: ” Llegué a adquirir al Señor de Mi vida para el que estaba ardiendo en deseos apasionado.”
El Dios Caitanya Mahāprabhu solía cantar esta canción [seita parāna-nātha] especialmente en las horas del anochecer pensando: “Ojalá pudiera recoger conmigo a Krisna y volver a Vrindāvana.”Este éxtasis repletaba Su corazón. También obsedido de la misma éxtasis Śrī Caitanya Mahāprabhu recitaba un verso danzando delante de la carroza del Dios Jagannātha. En la multitud casi nadie comprendía el sentido del verso: ” Es aquél mismo, el que me robó el corazón cuando era joven y ahora de nuevo es mi Señor. Ahora las noches son como entonces, noches de luna llena y el mes es Caitra. Se siente la misma fragancia de las flores mālatī, sopla el mismo vientecillo suave desde el bosque de kadamba. Y en nuestra relación íntima yo sigo siendo la amada de de entonces y de siempre y por lo tanto mi mente no puede ser feliz por aquí. Aspiro a que volvamos en aquel sitio, en las riberas de Revā, debajo del árbol Vetasī. Estoy sediento por todo ello.”[1]
Este verso contiene el éxtasis tanto de la separación como del reencuentro. Imaginadlo: todo es igual, todo parece lo mismo como en los mejores instantes de vuestra propia vida. Vosotros sois los mismos de aquel entonces, el ambiente es el mismo y a pesar de ello, no estáis satisfechos. Es una emoción extraña, la de sentir que probablemente no llegaremos a devolver los más bellos instantes, los mejores años de la vida. ¿Es verdad? ¿Estáis de acuerdo?
Paramananda: ¡Yo no, no estoy de acuerdo!
Tirtha Maharaj: ¡Está bien! No debemos conformarnos que los instantes de éxtasis estén perdidos. No, debemos hacer lo posible para que ellos vuelvan.
Yashoda: Pienso que no lograremos a repetirlos, creo que estos instantes sólo llegarán a ser más intensos todavía.
Manjari: Opino igual que Yashoda.
Tirtha Maharaj: Bueno, ya veo que formáis un grupo progresista de vaishnavas. No estáis satisfechos con sólo repetir los instantes de éxtasis sino aspiráis aumentarlos. Por lo tanto, en la realidad para realizarlo son indispensables las emociones purificadas. Cada vez cuando volvamos a relacionarnos con Krishna, repitiendo Sus nombres debería ocurrir esta misma magia.
Hare Krishna Hare Krishna Krishna Krishna Hare Hare Hare Rama Hare Rama Rama Rama Hare Hare. Esta es la más adecuada melodia para realizar el encuentro de corazones y almas.
(Sigue continuación)
1. “Chaitanya Charitamrita”, Madhya-lila, 1.51-58
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