Sharanagati

Collected words from talks of Swami Tirtha




 (Conferencia de B. K. Tirtha Maharaj, el 27.02.2007, Sofía)
Pregunta: Supongamos que desinteresadamente ayudes a mucha gente sin pedir algo en cambio. Por lo tanto, las reglas que rigen en la sociedad humana son diferentes. Se basan en principios mercantiles. A veces cuando haces algo para alguna persona, ésta lo aprecia. Sin embargo, en la mayoría de los casos te toman por tonto, estúpido  o chiflado. ¿Cómo podemos superarlo?
Tirtha Maharaj: ¡Sigue haciendo igual! ¿Acaso quieres probar algo a ti mismo? Queriendo probar algo siquiera a nosotros mismos no es servicio desinteresado. El mejor servicio se comprueba  y manifiesta con la conducta, con el comportamiento de compasión. Por lo tanto esto no siempre resulta posible. La  parte de enfrente no está lista a aceptar cualquier servicio por tu parte. Entonces, ¿cómo puedes manifestar tu compasión? Hay modo de hacerlo. Digamos que será posible hacerlo por  tu meditación. Pero incluso en el nivel de la meditación o de la plegaria es posible proferir violencia: “Dios, ¡te ruego lo obligas a comprender lo que yo sé!”¡Frecuentemente rogamos a Dios de este modo! “O, Dios mío, te ruego lo transformes en bhakta!”  Y a nuestra vez pensamos: “O, cuán  compasivo soy pues estoy  rogando por su bienestar espiritual.” Pero en efecto lo que haces  es una violencia espiritual. Quieres intervenir en su karma, quieres ponerte en su camino…
Entonces, ¿Cómo debemos rogar bien y correctamente? “Te ruego, Dios mío, aplancha su camino. Ojalá  todo ocurra como Tu quieras, ojalá todo resulte bien para él y no como yo lo estoy ideando.” La meditación desinteresada es en efecto una plegaria que ruega por el bienestar espiritual de los otros.
 No nos importa tanto probar algo a nosotros mismos y realizarnos. Si el maestro nos ha dicho: “Haz esto y aquello.” – pues lo hacemos. A veces el descontento de los otros en efecto es un piropo para ellos. Tomemos un sencillo ejemplo: los alumnos en un auditorio – todos ellos se quejan de la severidad de su riguroso maestro. Quejarse y estar siempre descontento es como un  deber del alumno: “¡Es insoportable, es tan exigente!” Sin embargo, veinte años después,  ¿A quién recordarás? ¡A éste, al severo y riguroso, por supuesto! De modo que el refunfuñar hoy tu descontento resulta  ser un piropo veinte años más tarde.
  Una vez había un devoto dedicado que visitó a un  sacerdote amigo suyo. Y el sacerdote le preguntó: “Querido hijo mío, me alegro tanto que has venido a verme; ¿Qué tal estás? El sabía por supuesto que el joven estaba practicandobhakti. El joven respondió: “O, estoy en un apuro. Mi guru  es muy riguroso conmigo.” ¿Y qué es lo que replicó el sacerdote? “¡Muy bien, hijo mío, eres un dichoso!  ”Por  una parte  viene una queja, pero por otra parte – un piropo.
De modo que no deseamos probar cualquier cosa a nosotros mismos. Si tus actos resultan conformes a la  verdad absoluta, no hacen falta pruebas. Y no olvides que en compañía de estúpidos  el único cuerdo también  será considerado como estúpido.


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