Sharanagati

Collected words from talks of Swami Tirtha




chapati

(Conferencia matutina de Swami Tirtha, el 05.01.2013, Sofía)

(Continua la conferencia del pasado viernes)

Voy a contar una historia real. Celebrábamos un evento en Mayapur – el sitio donde nació Mahaprabhu. Allí mismo he encontrado a un amigo mío, muy afectuosamente conectado con mi Gurudev. De repente el fulano me dijo: “Quieres conocer a un sahajiya?” Ya sabéis, un, sahajiya es herético muy peligroso, un Imitador. Algo chocado he respondido: “Si!”. Entonces nos pusimos a andar por las calllejuelas. En un santo sitio aislado de India es habitual ver edificios arruinados, y templos con apariencia inhabitual. La gente se comporta con relajamiento – no hay críticas, ni se pone atención a formalidades. Hemos abandonado el camino principal y de súbito hemos penetrado en un jardín mágico. Dentro del jardín todo era hermoso; fuera se amontonaban basura y ruinas, pero en el jardín nos rodeaba verdura de esmeralda. Numerosos arbustos estaban escamondados en formas refinadas. Reinaba una atmosfera de paz y en el medio del jardín mágico había un maravilloso pabellón. Todo en nuestro derredor estaba limpio – los que han visitado India saben lo que significa esto. Todo era inhabitual, inesperado y hermoso. Un servidor se ocupaba tranquilamente de sus quehaceres. Luego de haber esperado algún rato, vino la persona que esperábamos. Era un hombre muy bien vestido, con cabellos aseados. Desprendía un aura de ternura y sensibilidad. Mi amigo, Shrila Tripurari Maharaj lo conocía desde largo tiempo. Comenzaron a discutir amistosamente hablando de sus actividades recientes – traducción al inglés de libros importantes. Todo ello parecía muy oportuno. Por fin el señor dijo: “Dígame, acaso me consideran como un sahajiya?” Entonces Tripurari Maharaj ha tratado de apaciguarlo. Y cuando ya nos despedíamos, me ha susurrado: “Ya ves que él no está allí! No está en el nivel necesario, todavía le interesa de la opinión ajena – que si lo consideran como tal u otro.” Cuando alguien sea perfecto, no le importa si la gente le considera como santo o como pícaro. Uno debe ser capaz de darse cuenta  del balance de su propia vida. No importa la opinión ajena, ni la imagen que uno se ha creado a los ojos de otra gente. Como el que siempre se conforma diciendo diga “Si” aceptando cualquier cosa: “Si, soy esto, eso o aquello.” Bueno, os parece glorioso llegar a ser alguien que siempre diga “Si” a su maestro espiritual?

Respuesta: Si.

Swami Tirtha: Oh! Poned atención cuando vuestro maestro spiritual se ponga a glorificaros diciendo: “Oh, querido mío, que afortunado soy de tenerte en mi grupo!” “Si, Gurudev!.” “Oh, querido mio, pareces ser  mi ángel salvador! “ “Si, Gurudev!” Pues poned bien atención si deseáis o no llegar a ser el que siempre diga “Si”.

Nunca vais a saber cuál es la real opinión del bienintencionado. Podéis pensar: “Oh, mi maestro no puso Su atención en mi durante toda mi vida. Yo siempre estaba amasando l chapattis en la cocina, mientras que Él estaba conversando con mis hermanos, pero conmigo no lo hacía!” Por lo tanto si pudierais alargar la oreja para oír la discusión: “Oh, este chico que está preparando la chapatti es tan bueno! Es el más entrañable devoto!” Es que jamás podemos saber cuál es la real actitud de nuestros supervisores.

Lo que ocurre al igual con Krishna– no hay modo de saber a quién prefiere entre Sus queridos.

Es imposible! Por esta razón debemos comportarse muy bien con todos. No podemos saber quién es el elegido por Krishna. Es algo muy importante – no podemos saber quién es el más querido por Dios. Él no ha venido para los sacerdotes que se sitúan en alta posición. Viene para los míseros.



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