Sharanagati
Collected words from talks of Swami TirthaBueno pues, “Shivananda Sena ha dicho: “Hoy Tú me has aceptado como servidor Tuyo y me has castigado debidamente por mi ofensa. Mi querido Dios, Tu castigo es Tu merced sin razón alguna. ¿Quién en estos tres mundos podrá comprender Tu genio real? Ni siquiera el Dios Brahma podrá llegar a alcanzar el polvo de Tus pies de loto y por lo tanto Tus pies tocaron mi desdichado cuerpo. Hoy se han coronado con éxito mi nacimiento, mi familia y todas mis actividades. Hoy he logrado a realizar los principios religiosos, el florecimiento económico, la satisfacción de todos mis sentidos e en fin de cuentas he logrado a brindar devoto servicio al Dios Krishna.” Cuando Nintyanda Prabhu oyó estas palabras, se sintió muy feliz. Se puso de pie y abrazó a Shivananda Sena con gran afección. Esta actitud de Nintyanda Prabhu causó mucha alegría a Shivananda Sena que se encargó a asegurar aposentos para todos los vaishnavas encabezados por Adveyta Acharaya. Una de las características de Nintyanda Prabhu es su naturaleza contradictoria. Siempre que Él se ponga en cólera dándole patadas a alguien, en realidad ello resultará ser por su bien. ”[1]
Creo pues que esta parte de la historia debe ser suficiente para hoy. Es tema para discutir y meditar. Muchas veces estamos obsesionados en analizar el comportamiento de otra gente mientras que nuestro primer objetivo debe ser analizar a nosotros mismos y observar nuestro propio comportamiento. Cuando alguien se esté comportando de un modo inhabitual, es asunto suyo. Sera asunto nuestro la reacción que daremos por respuesta. En un sentido y hasta unos límites bien definidos debemos darnos cuenta que todo lo que nos está ocurriendo es el fruto que resulta de nuestros actos anteriores. Incluso si tenéis el sentimiento de haber estado maltratados. Por supuesto cuando se haya pasado la raya, debéis usar el cerebro y juzgar si para vosotros resultará favorable tolerar el maltrato o si ha sido favorable para el otro de realizar su dominación de tal modo. Luego de haberlo pensado bien, al llegar a la conclusión que „tal vez no”, habrá que poner fin a esta práctica.
Hay diferentes modalidades para poner fin a una mala práctica. Digamos que alguien os esté molestando – ¿cómo podéis detenerlo? ¿Bastará un partido de boxeo para arrojarlo? Suena a violencia. Otra solución será la de escaparos. No suena como valentía. En caso de un combate podéis aprovechar dos partes de vuestro cuerpo – los brazos y las piernas. Los brazos para lidiar y las piernas para escaparos.
Cuando un kshatriya use sus piernas en vez de usar sus brazos será un cobarde, pero cuando un brahmin use sus brazos en vez de usar sus piernas, será un estúpido. A un
brahmin se le permitirá escaparse sin problema, pero no convendría a un kshatriya lo de renunciar de la tarea asignada. Es exactamente como en el caso de Arjuna – Arjuna era un combatiente, él debía luchar combatiendo por la causa divina. A él no se le permitirá que se escape. En realidad, él no estaba combatiendo contra los otros sino estaba luchando por un objetivo superior. Este debe ser nuestro principio – no combatir en contra sino por algo. El dilema de Arjuna encontró esta solución: “No debes luchar combatiendo contra ellos, haz lo que Yo mande: hay que luchar por algo, debes luchar pues por la verdad”.
Por lo tanto hay otras modalidades para solucionar un conflicto, no sólo combate o huida. Por ejemplo, podéis poneros a ensalzar a la persona que os está agrediendo. Cuando un fulano os agreda con palabras rudas, podéis decir: „Оh, Prabhu, tus palabras parecen ser una ofrenda de flores a los pies de loto de nuestro Dios. Hoy puedo alcanzar la perfección gracias a tus bendiciones.” Y si aquel fulano tiene algo de vaishnawa, volverá en si sin tardar. „Tú eres tan grande, tan bien educado.” Recibiendo mensaje parecido, habrá que reaccionar en consecuencia. Si no lográis, podéis usar otro método – distraer su atención: „Bueno, Prabhuji, podemos tomar algo de prasadam.” El método suele lograr. Particularmente suele obrar con el esposo – es un consejito para las esposas – cuando vuelve a su casa y el prasadam todavía no está preparado, ¡no hay que hablar de cuentas! ¡Primero prasadam y las malas noticias después! Llegará a soportarlas y en el caso contrario será como un torro bravo. Distraer la atención será pues el segundo método. El tercero será el de ponerse a sobornarlo. Ello significa proponerle o darle algo mucho mejor y entonces no se armará la gorda. Y sólo el cuarto método será el de la violencia – responder atacando. Para la solución de cualquier conflicto, éstas son pues las modalidades a usar. Comenzáis ensalzando, tratáis de usar la convicción, el soborno, la distracción. Y por fin cuando ya no hay otra solución podéis responder agrediendo.
El proceso de aprendizaje se va desarrollando a lo largo de los siglos. Esta forma humana de vida significa que hay actos y consecuencias, hay riñas, hay conflictos. Caso de tener discordias en casa – nada de nuevo debajo del sol. Por lo tanto, la respuesta y la reacción adecuada – esto sí, será algo nuevo. Por esa razón estamos leyendo cuentos e historias de antaño – para darnos cuenta cómo se habían comportado los antepasados y esto nos ayudará en comportarnos bien hoy. La moraleja de aquella historia no será sólo la maldición ni la patada, comprenderla de tal modo significa no comprender el sentido de la historia. No se trata de dar patadas a los otros, en la casa, en el ashram, en la sanga – sino se trata de brindar servicio, de tolerar los fallos y de alentar y estimular a que se manifieste plenamente lo que cualquier devoto lleva en su alma. La devoción es preciosísima, a la luz de la devoción dedicada los fallos y los errores se tornan preciosos de un modo mágico. Lo he aprendido de mi maestro. No he podido plasmarlo plenamente en la práctica pero a pesar de ello siento el deber de transmitir el mensaje.
[1] Chaitanya Charitamrita, Antya lila, 12.26-33