Sharanagati

Collected words from talks of Swami Tirtha



Apr

27


Recientemente estábamos debatiendo con amigos míos los aspectos numerológicos del “Bhagavad-gita” y alguien se preguntaba sorprendido de dónde quedaba el verso ciento y ocho. Veamos:

“Mientras esté contemplando los objetos en que se fijan los sentidos, el ser humano desarrolla en si un cariñoso apego por esos objetos. De este apego se genera la lujuria,  la lujuria a su vez   genera la ira.”[1]

Por lo tanto, es imposible comprender dicho verso sin analizar lo dos versos siguientes  ya que en ellos leeremos:

„ Con la ira surge la perfecta  ilusión y la ilusión lleva a la confusión de la memoria. Y cuando haya confusión de la memoria, el ser humano pierde la razón y cuando pierda su razón,  el ser humano vuelve a caerse en el pantano  del materialismo.”

„Sólo el individuo libre de cualquier apego o asco será  capaz de controlar sus sentidos y con la ayuda de los principios regulatorios  de la  liberación logrará ganar la gracia de Dios…”

Al examinar paso a paso el „Gita”,  llegamos a este nivel de orden cósmico. Ciento y ocho es el número de la Ley cósmica. Y la ley cósmica dicta: lo que estáis meditando se realizará. Se dice que cuando pensáis en alguna cosa, ella aparece y se produce sin cesar,  constantemente en vuestra mente. Se generará también un cierto tipo de apego o relación, sea para el bien o para el mal. Por esto debemos poner mucha atención en las ideas que estamos generando y sobre todo, ¡ni hablar de las prácticas que estamos cultivando!

Lo mismo se refiere a las prácticas espirituales. Son muy poderosas. De modo que, si queremos permanecer en la esfera material, no debemos emprender una práctica espiritual. A este propósito dice Rupa Goswami: “No hay que mirar hacia Govinda, porque entonces os olvidaréis  a Maya.” Si queréis permanecer en el regazo de Maya Devi, no os encaminéis hacia Govinda. Porque ese proceso irá manifestándose cada vez más en vuestra  vida diaria – en vuestra mente, en el corazón,  en todo y a diario.

Sin embargo, ocurre lo mismo también en el caso contrario, cuando concentremos la atención sea sobre objetivos materiales, sea sobre ideas negativas. Al igual que podemos hundirnos en la Conciencia-Krishna mediante los cantos  de glorificación, asimismo podemos inmergirnos en Conciencia-Maya. Al comenzar a hacer algo por hábito – por sugerencia, por ensimismamiento, realizando y reiterando y justificándose por esta práctica – podríais llegar a alcanzar un buen estándar pero también podríais adquirir unos hábitos muy malos de los que os resultaría difícil escapar.

Un amigo mío me contó un suceso, la historia es placentera – os daré una imagen somera: Una vez han visitado  Radha Kunda. Naturalmente todos se han sentido cautivados  por la atmósfera de aquel sitio. Primero debían ir a un templo definido y por esta razón no rindieron los honores  debidos a la costa y al agua y no pudieron hundirse en profunda meditación sobre Radha Kunda. A pesar de ello, un devoto dedicado llevaba en su bolsa documentos, libros, poemario y otras cosas  y estaba tan entusiasmado que bajó por los escalones y trató de tocar el agua tratando de  salpicar su cara y cabeza con gotitas de néctar. Y de repente…Radha Kundo lo absorbió pura y simplemente porque ya sabéis los escalones allí son muy resbaladizos…Así, vestido, con  dhoti, pasaporte y todo el resto, él saltó en Radha Kunda. Quería algo mínimo – sólo quería tocar levemente el agua, pero… recibió la dosis completa

Otro amigo mío me contó cómo había querido poner la tele  tan sólo para   cinco minutos   – quería  oír las previsiones meteorológicas  Y ocurrió igual – tocó el televisor para cinco minutos… ¡Y  el aparato lo absorbió para una hora! ¡Milagros! ¡Ocurren los mismos milagros! Los resultados vienen en conformidad con el modo de cultivarlos.

Con que pensamos: “Sólo cinco minutos, nada más para Maya.” Pero no es tan fácil. Al atender a Maya Devi, ella vendrá sin falta:  “О, soy bienvenida en este corazón, en esta mente, en esta conciencia. Vengo, es el sitio destinado para mí.”

No debemos tener la conciencia confundida, no debemos tener Conciencia-Maya. ¡No olvidéis que al comenzar a practicar algo como un hábito, os será exclusivamente difícil llegar a cambiarlo! Se observa el mismo fenómeno con los adictos. Si alguien se entrega a la borrachera, un hábito horrible, un hábito que no lleva a nada positivo, no lleva nada – sólo causa caos y destrucción – pero el adicto no puede parar ni dejar el hábito adquirido. Esta enganchado al alcohol. Es una costumbre malísima.

A veces los adictos luchan celosamente para escaparse de la trampa pero en la práctica ello resulta imposible. Pueden lograr únicamente con respaldo del exterior.

No debemos adquirir semejantes hábitos nefastos  porque nos resultará muy difícil corregirnos. Si desde el principio lográis a reconocer una enfermedad para comenzar con tiempo el tratamiento y la cura, entonces resultará más fácil la salvación. Y como todos ya hemos reconocido la dolencia – es la vida material – aspiramos a encontrar el medicamento.

Esto es lo que debemos practicar – cultivar el hábito de levantarnos temprano, de recitar giros de  mantras, de realizar nuestro servicio…Entonces inesperadamente diréis: “Оh, no puedo salvarme de esta adicción. Estoy acostumbrado a ser humilde servidor de Dios, no puedo escapar de esa conciencia. Estoy luchando por  curarme de esta enfermedad contagiosa  de krishnaísmo, ¡pero no hay salvación posible!”Es un caso desesperado – olvidemos a Krisna.

Debemos poner atención en lo que estamos pensando y de las prácticas consecuentes. El proceso descrito en los citados versos  es vigente en las dos direcciones, si estamos meditando sobre objetivos erróneos, en fin de cuentas vamos a adquirir una conciencia incorrecta y olvidaremos por completo el aspecto espiritual. Sin embargo, al desarrollar el aspecto espiritual, olvidaremos por completo la ilusión. De modo que todo eso vale en ambas direcciones: sólo  hace falta  elegir la buena dirección.

Krishna predica que si llegamos a cultivar los principio regulatorios  de la libertad, podremos alcanzar toda la gracia de Dios. En efecto, ésta es la meta a la que debemos aspirar.

Nuestro objetivo no consiste en los principios regulatorios, nuestro objetivo es el apego casto y divino hacia Krishna. Y éste es el camino que nos lleva al objetivo.

Bueno, éste es el verso que está clamando la Ley Cósmica: en acuerdo con la meditación realizada vendrán los resultados. Cosecharéis lo que habéis sembrado. Es lo que clama el verso cósmico.



[1] “Bhagavad-gita” 2.62



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