Sharanagati

Collected words from talks of Swami Tirtha




Pregunta de Yashoda: Era dichoso el Maharaj Parikshit ya que conocía el momento exacto de su muerte y el rato  que todavía le quedaba por vivir. No perdía en vano su  tiempo. Nosotros desconocemos cuándo vendrá el  momento. En cuanto a mí, siento que estoy derrochando mi tiempo. Es Probable que  resulte imposible vivir tan intensamente como lo hacía Maharaj Parikshit y por lo tanto,  ¿qué consejo  daríais   en cuanto a lo que podríamos hacer para vivir más intensa y útilmente?

Tirtha Maharaj: La intensidad es la suprema dimensión. El punto de referencia es la dimensión cero, en este punto no hay incremento. La primera dimensión es la línea, la segunda es el plano, la tercera son los objetivos, la cuarta es el tiempo. El tiempo tiene dos caras: una cara que es la restricción y la cara inversa es la eternidad. La cara inversa contiene el resto de las dimensiones. La quinta dimensión es sat, la sexta es chit, la séptima es anandam – y ello significa existencia, conciencia y felicidad. Sigue la octava dimensión – la felicidad intensa. Y luego viene la novena, pero en realidad la décima dimensión ya que hemos comenzado desde el cero – ésta es la perfección, el absoluto.

Ananada y la ananda intensa – creo que la límite se sitúa allí, la límite de lo que podemos sentir, más allá en la práctica no podemos comprender nada de nada.

Quizás  todo ello suene algo teórico, pero ¡pensad lo bien! No entendemos en realidad el orden que reina en el espacio y sin embargo estamos acostumbrados con este orden.

El orden del tiempo es aún más complicado y somos aún menos capaces en entenderlo y por lo tanto también estamos acostumbrados con él. La eternidad, ¡ni podemos imaginarla!

La existencia es simplemente un vocablo teórico. La conciencia nos hace falta. Y la ananda, la felicidad es un sueño. ¿Y que decir de la intensidad como dimensión? De todos modos yo estoy plenamente de acuerdo que vale la pena vivir para ella.

Tú has mencionado el tiempo. Si yo supiera cuánto tiempo me quedaba, sabría aprovecharlo de algún u otro modo. Por lo tanto, existen dos actitudes básicas de la gente que sabe ya que la muerte es para el día de mañana. Unos dicen: “¿Me moriré mañana? Entonces ¡hoy me dedico a gozar! Es mi último día, voy a aprovecharlo en máximo.”

Otros dirán: “Espera un poquito,  que hasta hoy he despilfarrado mi vida quemando la candela por ambos lados, ahora cabe hacer algo que pueda perdurar en la eternidad.”

Hay una historia que ilustra la primera actitud: el hombre que se esconde en el pozo y probablemente ya la conocéis. Con que vienen soldados para atacar  el poblado. Nuestro amigo está tan asustado que trata de esconderse del peligro mortal  en el pozo. Salta en el cubo de madera y se encamina hacia abajo pero se queda colgado en la soga encima del agua. Afuera están los soldados. El buen hombre se dice: „ ¡O, me he salvado!” En este momento echa una mirada al agua y se da cuenta que allí vive un ogro. “¡О Dios mío! Allí afuera están los soldados y  allí abajo – ¡el ogro!” Vuelve a mirar hacia arriba y ¿qué es lo que ve? Una ratita pasa por la garrucha y  coge la soga. Y como está muy hambrienta, comienza a roerla poquito a poco. Y el buen hombre piensa: “¡Espera ahora! Si logro a subir escalando, los soldados van a causar mi perdición, si la rata logra a roer la soga, encontraré la muerte con el ogro.” Comienza a mirar a su alrededor en el pozo. Y de repente  de un colmenar entre las piedras. Ve también  la miel de  abejas. Y rápidamente se olvida de todo el resto, mete el dedo en la miel, se lo lame y dice: “¡Mielitoooo!” ¡Zaz!

Esta es pues la situación del tonto que se encuentra en peligro de muerte y quien, por encima de todo, quiere gozar. ¿Acaso nosotros podríamos afirmar que estamos en una posición de seguridad? Si en el corazón guardamos la santidad inquebrantable, sí, podríamos afirmarlo. Y si no, debemos ardorosamente ponernos a la obra para crearla y guardarla.

Otros adoptarían la actitud de Parikshit: “Me queda poco tiempo, ¡no tengo ni un instante a perder! ¡Debo obrar ! ¡Debo hallar la llave de la perfección !”

En efecto no es tan importante cuándo nos iremos ya que debemos estar listos para ello. Y no penséis que la capacidad de estos preparativos consta sólo en una alegoría antigua. Ambika Devi quien vive aquí en Sofía ha sabido adivinar la hora de su muerte. Su fe y su devota dedicación a su maestro espiritual fueron tan intensos que ella llegó a ser capaz de controlar la muerte. Por ello no debemos considerar que tal cosa pueda resultar imposible. Depende de nuestra devota dedicación. Si rezamos por intensidad, Krishna nos la regalaría con facilidad. Semejante capacidad pueden dominar sólo los grandes Yoga; en „Mhabharata” Bhishmadeva es  el célebre ejemplo de ello – él supo adivinar la hora de su partida. Se trata de una fuerza exclusivamente rara  y mística de Yoga. ¡Habéis tenido una hermana que la poseía! Ya lo habéis visto: ¡físicamente era muy débil pero desde el punto de vista espiritual era al contrario tan fuerte!

De modo que teniendo ojos, podemos ver buenos y no sólo buenos – muy buenos y hasta los mejores ejemplos a nuestro derredor. ¡Eso existe! No es preciso volver a los tiempos remotos de Puranic. Ni podemos afirmar: “Son cuentos de antaño”  Está ocurriendo exactamente  aquí y ahora. Siendo auténticos devotos dedicados, podéis vencer hasta la muerte. Podéis decir al tiempo: “Espera. Todavía estoy esperando a mi Dios bien amado, a mi maestro predilecto.” Entonces el tiempo replicará: “Sí. Será como mandes. Soy tu servidor.”

¿Acaso esto sea sentimental? No, ¡es fuerte, es místico!“ Y está situado más allá de la experiencia material de los humanos, es sobrehumano.

Bueno, ¡estamos hablando de intensidad! Allí enfrente está la eternidad. Pensadlo bien: si debéis morir teniendo la posibilidad de llevar con vosotros sólo tres cosas, ¿qué es lo que llevaríais?

Yashoda: Mi Japa-mala.

Yamuna: Divinidades, alguna  shastra.

Manjari: Nada.

Tirtha Maharaj: ¡Pobre chica!

Valiо: Sólo una cosa: el amor por Dios.

Shyamasundara: ¡Es muy difícil, Gurudev!

Tirtha Maharaj: ¡Lo sé! Entonces será difícil, es un período difícil.

Shyamasundara: Nada de material, sólo  las realizaciones.

Kripadham: Nama, el Nombre Santo.

Premananda: Algunas flores para ofrenda. .

Yamuna: ¡Tan convencido  está en la cita!

Ivaila: Pues, no sé… Seguramente necesitaré el amor compartido,  el amor que he regalado y recibido

Tirtha Maharaj: Con que te llevarías ciertos sentimientos…La cuestión es interesante ¿verdad? Tenéis derecho a escoger tres cosas. Lo más apreciado en la vida – podéis llevarlo. Y si lo pensáis bien, descubriréis para vosotros mismos las cosas de valor incalculable en esta vuestra vida. Podéis llevarlas. Y todo lo que ya habéis mencionado: nama, prácticas, shastra, realizaciones, sentimientos y emociones  – considero en fin de cuentas los valores que poseemos.  Por esto debemos desarrollarlos, enriquecerlos, valorizarlos en el templo del corazón – debemos recoger allí todas las cosas preciosas y apreciadas, los valores eternos que guardaremos para siempre.



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