Sharanagati

Collected words from talks of Swami Tirtha




En acuerdo con nuestra ciencia espiritual, existe la tradición siguiente: antes de comenzar cualquier actividad – importante o no en nuestra vida – debemos rezar. La vida es algo muy importante. También es muy importante el tiempo. Debemos pues aprovechar nuestros mejores años de vida para alcanzar el mejor objetivo.

Para seguir viviendo necesitamos energía. ¿Cómo y de dónde adquirir esta energía? Comiendo, responderéis. Es que comiendo recibimos energía y llegamos a ser felices y fuertes. ¿Es cierto aquello? “¡Sí!” – respondemos alegremente puesto que pertenecemos a prasad sampradaya. Por esta razón respondemos alegremente: “Sí, estar comiendo es una práctica espiritual…” Igualmente es verdad y sin embargo, aquella energía que se introduce en el cuerpo con la comida se transformará luego en unas sustancias determinadas. ¿Cuál será el resultado definitivo de la comida? Un poco de biología – ¿qué es lo que vendrá pronto en consecuencia? Una parte de la comida recibida se transformará en algo distinto. Entre tanto, dentro del cuerpo permanece todo lo que os dará vigor y fuerza de mantener el cuerpo en buena forma y este vigor también viene de la dicha transformación. Ello significa que la comida sólida mantiene sólido el sistema de los huesos.

Cuando estamos bebiendo, aseguramos otra modalidad de recibir energía. Y de nuevo habrá algún material residual que se desprenderá del cuerpo pero el resto se transformará en sangre. Y el tercer tipo de energía que recibimos es el fuego o el aliento, el aire – depende del modo de verlo, de la visión que adoptamos. Bueno, cuando inspiráis el resultado será que vais a expirar. Y entonces, ¿dentro del cuerpo ello se transformará en…?

Dani: En pensamiento.

Tirtha Maharaj: ¡Correcto! Es la mente. Los tres elementos de la estructura son: huesos, sangre y mente. Ya que los humanos como especie se fijan demasiado en la mente, especialmente los varones. Son demasiado especulativos. Es más fácil para las mujeres que son mucho más emocionales, ya que bhakti como camino a seguir es el camino de las emociones. A pesar de ello, ahora en esta sala la correlación proporcional de los sexos es muy inhabitual. Habitualmente ocurre lo contrario – nueve mujeres y un hambre. Aquí es diferente – ¿porqué? Porque desesperadamente buscamos la perfección. Y estamos sedientes por este tipo de energía muy especial y suprema que se adquiere no sólo comiendo, bebiendo y respirando, sino rezando.

Todos conocemos el efecto de la buena comida – cuando uno tiene hambre y luego está harto de comer bien, siente satisfacción. Shrila Shridha Maharaj dice que hay tres resultados de la comida – se calma el sentimiento que algo nos hace falta, en segundo lugar se siente satisfacción y en tercer lugar se adquiere energía. Todos podemos sentirlo. Lo mismo pasa cuando uno tiene sed y bebe, enseguida se siente el efecto. Especialmente en el caso de beber alcohol, el efecto es indudable. Lo verán también los del alrededor. De modo que al introducir en el cuerpo cualquier tipo de energía, siempre habrá algún efecto. La respiración – escasea la gente que se da cuenta del tipo de respiración, del tipo de aire que se recibe. Por esto lo de la respiración queda más oculto, menos se comprende por la gente. Y qué decir entonces de la fuerza y de la potencia de rezos y mantras.

¿Habéis pensado en el aire, en el aire que nos rodea? E l aire es lo que estamos inspirando, ¿no? Por lo tanto aire es también lo que Dios expira. Es un intercambio. El da y nosotros recibimos. Siempre hay una oportunidad de ver y percibir Su presencia a cada paso.

Para lograr en esta vida nuestra debemos adquirir fuerza y energía del nivel supremo – y esto ocurre por medio de rezos, meditación, repetición de mantras. Por esto os pido que realicéis un experimento. Ya sabemos cómo se plantean las cosas con la comida y la energía. Por favor, probad recibir energía recitando mantars. Ya veréis cómo un humor divino vendrá a posarse en vosotros. No quisiera entrar en detalles porque en teoría podríamos debatir el tema a lo largo de siglos – sin ningún resultado. Pero quien pruebe lo verá.



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