Sharanagati
Collected words from talks of Swami TirthaSep
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No hay que enfocar los errores y los fallos de los otros ya que entonces ellos llegarán a transformarse en tema de vuestra meditación.
¿Recordáis el cuento de la prostituta y el bramin? Había una vez un bramin muy vigoroso y mus santo – clérigo por su casta. En la casa con la puerta vecina moraba una prostituta. A veces ocurre que se reúnan extremos opuestos. Ocurrió igual con el bramin. Y sabéis, aquella prostituta era muy atractiva y muy popular y mucha gente la visitaba. El bramin era vigoroso y su meditación era profunda pero nadie le hacía caso. Todos los visitantes entraban por la puerta vecina. El se sintió algo preocupado. Se dijo: “¡Qué vida tan degradada! Cada día ella acoge visitantes diferentes. Ellos van destruyendo mi meditación. Estoy tratando de emanar mi sattva-guna hacia la puerta de al lado, ¡pero lo que ellos están haciendo es un sacrilegio! ¿Qué puedo hacer? ¿De qué modo puedo llegar a corregirlos? Por lo menos puedo ponerme a contar a los visitantes ¡Esta práctica es horrorosa! Debo establecer la cuenta del número de visitantes que ella sigue acogiendo.” Decidió pues de marcar la llegada de cada nuevo visitante poniendo una piedra. El pequeño montón aumentaba rápidamente. Pronto se elevó toda una loma en el patio del bramin ya que su meditación se manifestaba de este modo y todo el tiempo él seguía meditando. “¡Qué mujerona tan degradada! ¡Y qué hambres tan degradados!” Y seguía amontonando piedras.
¿Y qué ocurría entretanto en la casa con la puerta vecina? Como aquella prostituta era piadosa, elle también echaba de vez en cuando una mirada hacia el patio del bramin. Y ella se sentía muy mal. “¡Qué santo tan grande está morando al lado! Y yo tengo una profesión malísima. Pero si Dios me ha proporcionado este modo de ganarme la vida, ¿qué puedo hacer? Tengo que seguir haciendo esto. Quisiera ser tan pura y realzada como el bramin que mora al lado. ¡Basta con mirarlo! Está contando sus plegarias agregando una piedra al montón. ¡Es un gran santo! ¡Tantas plegarias!” Y así ella seguía acogiendo a sus visitantes y seguía meditando pero realizaba su meditación sobre el montón acumulado por el bramin. ¿Y qué ocurrió tarde o temprano? Un transfer. Las cualidades de esta parte se trasladaron a la otra parte.
De modo que el resultado que esperamos obtener depende de nuestro objeto y la visión que tenemos sobre este objeto. Hay que poner atención de no asimilar los errores de los otros. Porque no existe sólo nutrición para el estómago, hay también nutrición para el alma. Y el alma se nutre del mensaje divino. Debemos contar nuestras mantras y no el número de visitantes que entran por la puerta de al lado.